05 Jul El uso de la tecnología y las pantallas, en niños, niñas y adolescentes. Se podría hablar de ¿una nueva adicción?
Sabemos que la tecnología viene ocupando cada vez más un espacio en nuestras vidas y es tal que socialmente no podemos vivir sin ellas. Tanto en lo personal como para movernos en todos nuestros ámbitos. Hoy todo pasa primero por la búsqueda de información en internet.
Durante el año 2020, a consecuencia de la pandemia, fuimos testigos del auge de las tecnologías y la digitalidad en todos los aspectos de la vida humana. Eso generó nuevos desafíos y oportunidades, pero también generó muchas problemáticas.
Todos debemos saber que en la era digital lo privado y lo público no tienen límites, se confunden, que lo íntimo se ha vuelto público y lo público, se ha vuelto privado. Las tecnologías son parte de nuestra vida y no lo podemos evadir.
Parafraseando a un autor (Berardi) que escribe sobre el tema: Los dispositivos tecnológicos se han convertido en una prótesis de nuestros cuerpos y en una herramienta de relación permanente con el mundo, obligándonos a dejar de lado nuestra experiencia directa e inmediata con la realidad afectando asi nuestras emociones, el psiquismo, la percepción y sobre todo la relación con el otro.
Ahora llevémoslo a los niños y adolescentes, quienes hoy en dia son NATIVOS DIGITALES. Esto es: jóvenes que nacieron con dispositivos tecnológicos al alcance de su mano, los cuales constituyeron su modo de vincularse. Crecieron con nuevas concepciones de tiempo y espacio. No necesitan adaptarse a la inmediatez ni al devenir caótico, porque éste es su mundo.
Pero hablemos del internet y su uso:
Ventajas en los niños y niñas 1– Aprenden mas rápido y conocen mucho de estos temas tecnológicos mas que los adultos. 2- aumenta su curiosidad y con esto la capacidad de respuestas rápidas. 3- pueden hacer amigos a través de las redes y estar mas conectados con las cosas que les interesan. 4- les permite estar comunicados con seres queridos que viven en zonas lejanas.
Pero, lamentablemente, hay más desventajas:
1- el uso excesivo puede causar adicción, pudiendo afectar la capacidad de concentración tanto en el trabajo como el estudio. Además, si no se controla en los más pequeños (ya que ellos no tienen autocontrol) ellos/as creen que es interminable. Esta adicción les coarta la capacidad de creatividad ya que permanecen pasivos ante el desfile de imágenes y videos, sin posibilidad de interactuar y la imaginación se la impone otro.
2- el contenido que circula por las redes puede no ser el apropiado ni apto para ellos y ellas, todo circula de manera tan abierta y accesible que pueden no estar preparados para comprender todos los contenidos que ven.
3- muchas horas sentados o tirados en la cama, produce sedentarismo y anula el deseo de hacer actividad física. Poco predispuestos a la colaboración y ayudas en casa, tendencia al desorden y desprolijidad.
4- la gran variedad y rapidez de estímulos que reciben, les despierta la curiosidad a tal punto que terminan sobrestimulados y exigen a los padres tener los productos que les ofrecen las redes. Esto les provoca irritabilidad. Y falta de tolerancia a las frustraciones.
5- problemas del sueño: El uso excesivo antes de dormir puede causar problemas de sueño, como insomnio o interrupciones en el sueño.
6- Autoestima: El uso constante de las redes sociales puede influir en la autoestima de los niños y niñas de 9 años en adelante y adolescentes en general, ya que pueden compararse con otros usuarios y sentirse inseguros en cuanto a su imagen personal.
5- Además de las consecuencias que lamentablemente inciden negativamente sobre todo en los niños, muchos pediatras y psiquiatras nos alertan de que neurológicamente producen daño en el desarrollo neuronal, que ocupan un espacio en la mente que luego no puede ser sustituido.
Muchos expertos sugieren que los niños deberían usar dispositivos (celulares, tablets, ipod etc) recién a partir de los 9 años, ya que esa es la edad con un grado de maduración acorde a la capacidad de procesamiento de alguna información de toda la que reciben, sin dejar de lado aquella info que ingresa sin filtro y que hasta puede generarles un interés no despertado anteriormente, como la pornografía o el suicidio.
Podemos ver que tal es la preocupación en este tema, que ya en varios países, están alertando a las escuelas del NO uso del celular; como tambien muchos se están planteando el denunciar a los desarrollistas de las plataformas que revisen sus contenidos ya que les están haciendo daño a las mentes de millones de niños, niñas y adolescentes. Es verdaderamente asombroso ver el modo en que las redes tienen como fin único el económico, es decir vender su producto a cualquier costo, sin medir los medios que utilizan para para lograrlo.
Recomendaciones para ayudar a controlar y que no lleve a una adicción.
¿Que hacer?
Como adultos referentes y responsables, que nos interesa que nuestros hijos crezcan de manera sana y respetuosa, tenemos que seguir mirando y acompañándolos en lo que hacen hasta alrededor de los 15 años, y hasta que nos quedemos tranquilos de que podemos confiar. Controlar su uso, en la medida que puedan, y negociar con ellos el hacer otra actividad ya sea desde lo corporal (hacer deportes, gimnasia, teatro, etc) y desde lo social (reuniones con amigos en las casas o al aire libre). Actividades en familia, etc. Son algunas sugerencias.
Ya después de todo este tiempo vemos las consecuencias y aparecen cuestiones como que a muchos niños les cuesta sostener un juego que no sea con la pantalla y que no sea altamente estimulante, “me aburri”, la perdida de deseo es una de las cosas que las pantallas se comen de las infancias.
Un ejemplo: hoy vemos La sala de espera esta llena de niños con los celulares, los niños necesitan de oportunidades para aprender a tolerar las frustraciones y hoy no se las enseñan.
Es importante que los padres supervisen y controlen, fomentando su utilización responsable y enseñando sobre el uso seguro y apropiado de estas plataformas.
Sepamos que ellos son un reflejo de nosotros mismos y si nosotros no podemos ponernos un límite ¿Cómo se lo podemos exigir a ellos?
Lic. Silvina Henin
Psicóloga infanto-juvenil