Porque pienso que todo lo que conlleva a los niños a una situación de violencia nos concierne a los adultos hacernos cargo de ella, ya que los niños no tienen dimensión de lo que eso significa y puede resultar  que no sepan cómo pararla.

Por ello mismo quiero reflexionar junto con uds y poner en alerta que no nos tomemos las peleas entre niños o niñas y adolescentes como algo de “y bueno son niños, y bueno son adolescentes… ellos se arreglaran…” si ellos se arreglaran, si se respetan, si no se agreden ni se hostigan.  Pero cuando vemos que una situación ya esta pasando a mayores y la víctima se perfila como que está padeciendo, hay que intervenir, hay que dar la alerta a los padres y a profesionales que puedan ayudar a frenar la situación.  Porque las consecuencias psíquicas que se producen en esos años de escolaridad cuando se sufre un acoso o bullying son IMBORRABLES. Es decir que quedan para toda la vida;  y si no recuerdan alguna situación que vivieron de niños o en su adolescencia. 

Lo sucedido en EEUU impactó al mundo, un niño de 12 años quitándose la vida, no sabemos nada más que una foto de su realidad, pero que sí estaba sufriendo y en SILENCIO, esto nos tiene que hacer reflexionar e involucrarnos porque todos somos parte de ese tipo de hechos.  Tal vez no veremos resultados rápidos, pero si preparamos a nuestros niños/as y adolescentes desde casa enseñándoles a ser tolerantes, compartir, no humillar a los otros, transmitiendo los valores del respeto y la sana convivencia, creo que estaremos poniendo un granito de arena por un bien mayor a la sociedad.

Otra de las cosas a tener en cuenta es que el acoso o bullying siempre existió, pero con la expansión de los medios digitales la agresión puede tomar dimensiones mayores, y adquirir las características del ciber-bullying o ciber-acoso (y puede ser silencioso). Pensemos que el entorno virtual por su inmediatez y rápida viralización, favorece que esta forma de violencia sea reiterada y permanente, se visibilice y que muchas veces bajo el escudo del anonimato promueva mayor agresividad.  Esto sucede cuando se llegan a idealizar personas que por su personalidad dominante poseen gran influencia en mentes vulnerables y con escasa capacidad de decisión propia.

Lo recientemente ocurrido en una escuela secundaria de la cuidad de Resistencia (Chaco), donde mediante mensajes de whatssap un grupo de compañeros de 5to año aparecen incitando a la violación de una compañera (de la manera mas desagradable), el cual fue un hecho que provocó la intervención hasta del ministerio de educación de la provincia; esto nos pone en el alerta de que no debemos dejar de atender los modos de hostigamiento que circulan entre las relaciones, sobre todo en los adolescentes y jóvenes que están ávidos (producto de la sobre-estimulación de las redes sociales) de modelos a repetición e imitación, sin tener ninguna posibilidad de filtrar ni elaborar la información que acogen.  Y me hace recurrir a pensadores de la historia de la psicología como Lacan, quien el año 1948, en su escrito sobre criminología ya nos decía:  (…) estamos ante una sociedad ferozmente individualista, donde los éxitos del uno revierten en los fracasos de los otros, donde se potencia el individualismo, los derechos y no los deberes, etc..

Violencia que la pandemia nos dejo

Para terminar y haciendo un analisis devenido de la violencia actual luego de haber atravesado la pandemia  viene muy al caso seguir citando el autor que decía: Podemos pensar que en cada momento de crisis se libera un monto de agresividad que revierte en lo social, y si esa sociedad no es capaz de contener en su seno las herramientas que ayuden a canalizar, encauzar, responsabilizar al sujeto ¿tendremos una sociedad más violenta, donde liberar las violencias sea un derecho?….  

Para reflexionar sobre cómo están siendo las relaciones que establecemos los adultos  con los que nos rodean (sean amigos, compañeros de trabajo, hijos/as, esposo y esposa, madres y abuelos, etc) y como llegar a tener relaciones que sean saludables y nutritivas para trasmitírselas a nuestros adolescentes y jóvenes de la actualidad y que valores les transmitimos.