20 Dic Cierre de año, balance de la pandemia.
El 2020 pasó y de repente estamos a fin de Diciembre! Hemos vivido un ciclo donde en tan poco tiempo transcurrieron sorpresivamente muchas cosas, para las cuales nos dimos cuenta que no estábamos preparados.
Un año en el que tuvimos que aceptar y acostumbrarnos a una nueva manera de vivir. Sin ser nosotros mismos quienes teníamos el control de nuestras vidas, en donde el tiempo ya no era predecible y lo empezamos a valorar. Donde nos dimos cuenta de la importancia que tienen los seres queridos en nuestra vida y que el poder estar cerca y abrazarnos es tan esencial como respirar y sin pensar el tantas veces dicho TE QUIERO tenía un valor transcendental.
¿Y a nosotros que nos pasó? Nos hemos dado cuenta de que somos muy vulnerables y frágiles, que, aunque tengamos todo lo material a nuestro alcance, cuando se trata de la salud nos encontramos en igualdad de condiciones. Pero vimos que podemos ser fuertes, porque vamos superando lo que se nos presenta, sin bajar los brazos y poder reinventarnos para seguir adelante de otra manera
Fue muy reveladora esta pandemia, de muchas cosas que se habían vuelto invisibles a tal punto que las habíamos naturalizado; un mundo donde todo se convirtió de solido a líquido y donde “los productos y servicios pasaron a convertirse en promesas de felicidad eterna” describe el lic. Javier F. Moujan,( psicólogo). Una etapa caracterizada como la “modernidad líquida en la que el sujeto requiere de una identidad flexible para integrarse socialmente y adaptarse a la realidad mutante que le toque experimentar en su acontecer diario”. Intentando sobrevivir a un tiempo que no era el nuestro, ya que lo imponían las actividades que realizábamos, dejando de lado muchas cosas importantes especialmente lo afectivo.
Observamos cómo el mundo se paralizo a como venía siendo y también cómo volvió a comenzar. Cual una rueda de la ruleta que para y vuelve a rodar, pero esta vuelta más despacio, llevándonos inevitablemente a pensar desde adentro nuestro, sin tener que correr con el tiempo. Hoy nada nos urge, porque si hay algo que hemos aprendido es a tomarnos tiempo para hacer las cosas pensando y reflexionando.
Pero ¿cómo atravesamos el año, como un trauma o un acontecimiento?
Luego de haber pasado este año ¿sentimos que la pandemia nos ha quebrantado? Si bien sabemos que al principio creímos que esto nos iba a generar un trauma, estar alejados, aislados, encerrados, sin poder planificar nuestra vida, teniendo que posponer proyectos, libertades, trabajo, asistencia médica, escuela, universidad, etc… fue un caos del cual creíamos que no íbamos a salir. Además de quienes se han visto atravesados por la pérdida de un ser querido, o la pérdida de un trabajo. Hechos que han sucedido tan drásticamente y de los cuales llevará un tiempo reponerse.
Pero haciendo un balance del año transcurrido, vemos que ¿está todo el mundo traumatizado? Al parecer no, y quienes creyeron que esto iba a ser así, luego (algunos de pedir ayuda profesional), se dieron cuenta de que tenían la capacidad para superar las situaciones. Y a medida que iban pasando los meses nos íbamos haciendo mas fuertes. Cada uno tanto adultos, como niños, adolescentes, adultos mayores, fueron atravesando la realidad como pudieron, inventando nuevas formas de vivir. Así fue y acá estamos.
Otro de los conceptos: TRAUMA, según Lewkowicz Ignacio: es cuando se produce un desborde cuantitativo que colapsa temporalmente la capacidad de procesamiento psíquica (interna). Lo que sucede en ese momento a raíz del trauma, el pensamiento (el sistema nervioso), al no poseer los recursos psíquicos encargados de procesar el acontecimiento que surgió de manera abrupta, lo colapsa transitoriamente y con el tiempo, acudiendo a una ayuda se restituye lo vivido. Y se desarrollan herramientas para afrontar otra crisis que ya no se vivirá de manera traumática.
Otros lo han atravesado como un ACONTECIMIENTO: es decir que han hecho lo posible para adaptarse a lo nuevo con los recursos ya dados, han podido crear algo distinto, porque lo sucedido fue tal que no disponía de la capacidad previa para poder procesarlo. La variación no ha sido temporaria (como en el trauma) sino estructural. No ha habido una interrupción de los hechos, sino una alteración de los parámetros que organizaban la experiencia. Esto nos llevó a modificarlo todo y aplicar lo aprendido.
En fin “A veces las transformaciones duelen…pero una vez cambiados nos damos cuenta de que el proceso era necesario…” Pichon Riviere.
Seguramente esto provocó un cambio en nuestras vidas y hubo quienes debieron salir a buscar la manera de poder navegar sin hundirse. Y lo lograron. Muchos estudiantes pudieron culminar su bachillerato o ¡recibirse de una carrera! Y esto es muy valorable. Y ni hablar de los docentes que pusieron su vida al servicio de los alumnos y los padres quienes debieron aprender los avatares del internet en función de dar apoyo a sus hijos. Lo mismo quienes decidieron continuar con sus proyectos, estando ante la imposibilidad física de concluirlos pero que, adaptándose desde su contexto, lo consiguieron.
Nuestra capacidad de adaptación nos llevó muy lejos, sin que nos demos cuenta, en este caso todos hemos desarrollado mecanismos para sobrellevar las adversidades que se nos han ido presentando. Y de pronto estamos más fuertes y preparados, ya lo que vendrá no nos tomará mal parados para hacer de esta experiencia un verdadero “acontecimiento”. Con la creación de nuevas herramientas para afrontar la vida y una verdadera conciencia de los lazos sociales y solidarios de los cuales somos responsables.
¿Habrá pos-pandemia?
Hay mucha gente que lo dice, notamos que muchos se están anticipando a decir “la pos-pandemia, o la vuelta a la normalidad” entendiendo que quieren planificar algo para cuando todo esto pase, pero creo que nos hemos dado cuenta de que, por ahora no podemos manejar los tiempos. Ni tampoco qué cosas van a perdurar y cuáles van a desaparecer. Debemos hacernos la idea de que seguramente todo cambiará cuando esto pase, la realidad no va a ser igual, habrá que acomodarse, reinventarse y adaptarse.
En resumen, si hemos podido sobrevivir, cada uno a su manera y en su contexto, entonces hemos podido tomar esto como un aprendizaje, con lo cual buscamos alternativas nuevas para adaptarnos, ya que no nos quedaba otra, mejorando nuestras relaciones, aprovechando los tiempos, tanto desde lo físico como en nuestro interior. Tomemos esto como un crecimiento eligiendo construir algo nuevo y aprovechando esta crisis para evolucionar como personas. Ya que nos hemos dado cuenta de hasta donde somos capaces de transformarnos y transformar la realidad.
En ese sentido son propicias las palabras de un gran escritor: “…La vida es bella con su ir y venir, con sus sabores y sin sabores… aprendí a vivir y a disfrutar cada detalle, aprendí de los errores, pero no vivo pensando en ellos (…) Las heridas fuertes nunca se borran de tu corazón, pero siempre hay alguien realmente dispuesto a sanarlas con la ayuda de Dios. Camina de la mano de Dios, todo mejora siempre. Y no te esfuerces demasiado que las mejores cosas de la vida suceden cuando menos te lo esperas. No las busques, ellas te buscan. Lo mejor está por venir…” Jorge Luis Borges.
Así que brindemos por nosotros en estas fiestas, el resultado del balance es positivo, estamos pasando la prueba y lo mejor está por venir.