Reflexiones para padres frente a la nueva realidad

Luego del confinamiento y las diversas realidades de las familias, se observó que han ido transitando situaciones o acontecimientos de toda índole y se han tenido que ir acomodando a sus posibilidades y a la capacidad de afrontamiento de lo que iba surgiendo en cada momento.

Esto implicó que se viva una especie de atemporalidad y que se haya pasado a vivir el día a día.  Lo cual ha traído y trae, cierto es, un desgaste en las personas.  Los padres sobrecargados de ocupaciones y preocupaciones ante la incertidumbre y el miedo, en muchos casos a perderlo todo.  pueden aparecer diversas manifestaciones de conductas como la irritabilidad, angustia, depresión, etc.  En  esto debemos tener en cuenta que los niños detectan todas las emociones de los adultos y si estamos nerviosos, tristes o deprimidos, los niños lo toman como propio porque a esas edades  confunden las emociones. 

¿Cómo han reaccionado los niños, en este contexto?

A los niños les ha sucedido algo diferente, ya que ellos no disponen de las mismas herramientas y recursos de madurez con las que contamos los adultos para afrontar las adversidades, por su corta edad necesitan de nosotros y del entorno para procesar lo que les angustia, enoja y entristece, también para compartir sus alegrías, sus juegos.  Y el poder relacionarse con el entorno es la herramienta más fuerte que disponen y hoy en dia se hace difícil ya que tenemos las restricciones.  Ellos también pueden demostrar cansancio y hasta un desgaste.

Van descargando sus angustias a su modo, ya que no lo pueden expresar muchas veces a través de palabras, ellos tienen su forma de demostrar sus preocupaciones o  temores, mediante manifestaciones que suelen ser más ruidosas y otras más silenciosas.  Y aparecen síntomas que se manifiestan en conductas como berrinches, crisis de no querer hacer la tarea, algunos retroceden a periodos anteriores y se hacen pis o quieren dormir con los padres, trastornos del sueño, de la comida, desmotivación, etc. También están los que se sobre-adaptan, dice Beatriz Janin, (psicóloga argentina) que demuestran que está todo bien, todo perfecto, pero allí aparecen las psicosomáticas porque no pueden canalizar sus angustias.  

y con la escuela que sucedio?

   Durante el confinamiento la escuela que a muchos les resultaba un peso o aburrimiento y pedían vacaciones, pasó a ser el lugar extrañado, desde los encuentros con compañeros y amigos, amigas, etc., hasta la organización de clases, recreos, espacios de diversos aprendizajes.  Actualmente con el retorno a la presencialidad mediante burbujas y los protocolos de cuidado, se observa que se van adaptando conforme a las diversas modalidades.

Como psicóloga me ha tocado acompañar y brindar orientación a los padres en los casos en que los niños se negaban a volver a las clases, como consecuencia de un acostumbramiento a la falta de organización y de responsabilidades que traía la escuela ya de por sí.  hay niños que han perdido el hábito de estudio o algunos hasta el deseo de aprender. 

Desde mi aporte psicológico ayuda pensar que todos, hemos tenido situaciones difíciles que nos ha tocado atravesar en nuestra vida y creíamos que nunca iban a terminar y pasaron, lo superamos; esto generó en nosotros una fortaleza que hoy la volvemos a necesitar y es de donde debemos sacar fuerzas.  Pero con los niños no ha sido asi, ya que ellos como decíamos antes no tienen la madurez necesaria para afrontar la realidad y por eso hay que ayudarles, contenerlos y acompañarlos.

Con acompañarlos no quiere decir que vamos a estar encima todo el tiempo, preguntandoles que les pasa o como estan.  No, lo que pretendo llegar con este acompañar, tanto a los niños como a los adolescentes, tiene que ver con darles las herramientas para que sepan enfrentarse a las dificultades.

Aqui les brindare algunas recomendaciones:

 Enseñarle a tolerar las frustraciones: Por ejemplo cuando vemos a nuestro hijo frustrado por algo que le sucedió,  en lugar de ponernos a llorar con el y enojarnos con lo que no logro o con la persona que lo excluyo. Debemos enseñarle a que en la vida va a tener muchas frustraciones y que deberá aprender a tolerarlas, de esta manera no solo se sentirá acompañado sino que estará preparado para una nueva frustración.

Desarrollo de la autoestima:  es la seguridad y la confianza que tiene tu hijo o hija en sí mismo y por ende aprende a funcionar autónomamente.    Esto se logra cuando uno refuerza los buenos desarrollos de sus capacidades y le dice la verdad cuando no lo hace bien. Esto no es decirle a tu hija que bien que hizo algo, aun cuando no lo vemos bien.  Porque asi no estaremos ayudando a su autoestima.

Ayudarlos a regular sus emociones: algo tan sencillo pero tan importante.  No nos damos cuenta de la importancia que tiene este aprendizaje en los hijos, porque si aprenden eso podrán controlar sus conductas (enojos, ira, berrinches, desbordes, agresividad, impulsividad).  Hoy en dia en la era del TODO YA Y PARA MI se hace muy difícil contener las emociones y ayudarles a controlarlas sin reprimirle.

Cabe aclarar que les concierne a los adultos instaurar primero su orden interno, para luego poder establecer las pautas y orden a los niños. Así podremos brindarles un mensaje claro, coherente y con el ejemplo.  Es decir, si nosotros estamos afianzados y podemos afrontar los hechos de manera madura, ellos saldrán consolidados.